Abuelos de la A a la Z
Abuelos de la A a la Z
TEXT AND ILLUSTRATIONS: Raquel Diaz Reguera
PUBLISHER: Beascoa (Spain)
Abuelos batallitas y abuelas cascarrabias. Abuelos modernos y abuelos antiguos. Abuelos que pasan las tardes delante del televisor y abuelos que pasan el día en el parque empujando columpios... Todos, todos ellos, caben en este libro.
Hay abuelos que tienen los bolsillos llenos de besos, de caramelos, de historias y batallitas. Hay abuelos que navegan por los cuentos como a lomos de una ballena y otros abuelos madrugadores que se levantan antes de que suene el despertador para llevar a sus nietos al colegio a ritmo de cha-cha-chá.
Casi todos abuelos olvidaron durante unos años al niño que llevaban dentro para ejercer de padres responsables, pero les basta la llegada del primer nieto a su vida para volver a la infancia en un periquete.
Los niños que galopamos sobre sus rodillas o nos quedamos dormidos en sus regazos, los que volamos en un columpio empujado por un abuelo o aprendimos a montar en bicicleta alentados por su «claro que puedes», podemos cerrar los ojos y recordar que cuando nos apretaban entre sus brazos estábamos a salvo de cualquier miedo o tristeza, cuando nos arropaban en su abrazo ya estábamos en casa.
Fighting grandparents and curmudgeonly grandmothers. Modern grandparents and ancient grandparents. Grandparents who spend the afternoons in front of the television and grandparents who spend the day in the park pushing swings... All of them, all of them, fit in this book. There are grandparents who have pockets full of kisses, candies, stories and battles. There are grandparents who sail through stories like on the back of a whale and other early-rising grandparents who get up before the alarm goes off to take their grandchildren to school to the rhythm of cha-cha-chá. Almost all grandparents forgot the child they had inside for a few years to act as responsible parents, but the arrival of the first grandchild in their lives is enough for them to return to childhood in no time. Children who galloped on their knees or fell asleep in their laps, who flew on a swing pushed by a grandfather or learned to ride a bicycle encouraged by his "of course you can," we can close our eyes and remember that when we were squeezed in their arms we were safe from any fear or sadness, when they tucked us in their embrace we were already home.
5%GST included.